lunes, 30 de marzo de 2020

CÓMO DIFERENCIAR UNA CRISIS DE UN BERRINCHE.CONSEJOS PARA CALMAR LAS CRISIS

En esta situación que nos está tocando vivir y en muchas otras de nuestra vida cotidiana con nuestros hijos, puede ser útil tener en cuenta lo siguiente:
Para aprender a tratar las crisis, es necesario saber identificarlas y distinguirlas de los berrinches. Estos últimos pueden presentarse tanto en niños con TEA como en aquellos que no tienen este trastorno. 

1. Cuando tiene una crisis, un niño con autismo no se muestra preocupado por que las personas a su alrededor reaccionen de alguna manera a su conducta. En cambio, quien hace un berrinche, mira a su alrededor para ver si su comportamiento genera alguna reacción. 

2. En el medio de una crisis, un niño autista no se preocupa por su seguridad o la de quienes lo rodean. En un berrinche, un pequeño tiene la precaución de no lastimarse.

3. Un niño que hace un berrinche tratará de sacar algún provecho de la situación en la que se encuentra. En cambio, un niño autista en crisis no estará interesado ni involucrado en la situación.

4. Los caprichos se terminarán súbitamente, una vez que la situación se resuelve. Las crisis se diferencian por aliviarse lentamente. 

5. En una crisis, sentirás que nadie controla la situación. Con un berrinche, te parecerá que es el niño quien tiene el control.

6. Las crisis suelen originarse cuando un deseo específico es prohibido. Una vez desencadenadas, deberán seguir su curso, ya que nada logrará satisfacer al niño. En cambio, los berrinches tienen el objetivo de alcanzar una meta específica. Cuando esto sucede, todo vuelve a la normalidad.
  

ALGUNOS CONSEJOS PARA CALMAR UNA CRISIS

Lo mejor que se puede hacer es evitar llegar al extremo. Es posible prevenir este tipo de conductas para que no se repitan. Para que el niño no pierda el control, es importante que sus padres o quienes lo cuidan puedan reconocer el comportamiento y ayudarlos a recuperar la compostura. 

1. Observa bien al niño e intenta identificar aquellas señales que indiquen que está por tener una crisis. 

2. Las crisis suelen tener un detonante. Para prevenir este tipo de conductas, te ayudará mucho saber qué las desencadena. 

3. Escoge tus batallas. Intenta no desencadenar una crisis por algo insignificante. 

4. Si el detonante hace que la situación no pueda resolverse de manera racional, intenta distraer al niño o desviar su atención. Esto no siempre funciona, ya que puede hacer que desplacen su obsesión hacia otra cosa. 

5.  Intenta reducir los estímulos sensoriales, como la televisión, la música o las luces muy intensas. 

6. Mientras intentas distraer al niño, háblale suavemente acerca de su comportamiento y hazle saber que debe calmarse. Es muy importante no hablar en exceso ni levantar el tono de la voz, ya que esto puede alterarlo aún más. 

7. Retira cualquier objeto que pueda lastimarlo o lastimar a otros. En lo posible, evita tener a mano objetos que pueda arrojar a otros. En cualquier caso, nunca deberías dejarlo solo.

8. Intenta separarlo de otras personas. Si es posible, llévalo a una habitación tranquila hasta que se calme. 

9. A algunos niños, los masajes los ayudan a relajarse. Intenta masajear sus sienes, sus hombros o frota su espalda. Ten la precaución de hacer movimientos suaves.

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